En un mundo que necesita más de Dios, la mayor parte del tiempo nuestras iglesias quieren contar con un equipo completo para dar la talla y cumplir la tarea del trabajo ministerial. Sin embargo, usualmente vemos con frustración que uno o dos pastores son los que están al frente de una congregación completa. Qué pasaría si en un giro de eventos nos diéramos cuenta que los los líderes en el púlpito no son los únicos escogidos para la tarea, sino que cada creyente en cada iglesia cuenta con el mismo llamado. Hoy Pedro nos permite abrir nuestros ojos para recordarnos que cada uno de nosotros hemos sido ordenados como pastores y sacerdotes para llevar a cabo el ministerio y traer el reino de los cielos a la tierra.
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